Una tarde, hace
algunas semanas, mis ojos estaban fijos en la pantalla del ordenador sin saber
muy bien qué hacer, hasta que el sonidito de un chat y una cuasi-invitación a
la feria del libro me sacaron a la calle llevando en mi bolso, cómo no, la
quietud y la expectación de las tardes de domingo. Iba más o menos corta de
dinero, así que buscando y rebuscando sólo pude llevar a casa un par de libros,
entre los que figuraba un ejemplar de Más
me duele a mí. ¿Qué hizo que me decidiera por ese y no por la otra novela
ambientada en la Alemania de 1940 que tenía en mi mano? La portada, en primer
lugar. En segundo, la edición, puesto que me hizo pensar en la trilogía
Millenium. Por último… ¡el texto con el que me encontré al voltear el libro!
Aunque debo adelantar que es un abrebocas que hace que los giros eventuales del
relato sean predecibles, es apenas un esbozo general de lo que encierran las
palabras de Darin Strauss: el choque entre la confianza en uno mismo y la confianza
hacia los demás, la manipulación de las razones para evadir las consecuencias y
la cotidianidad de los mohines ensayados y las aspiraciones de perfección.
Reseña:
Josh Goldin está saboreando el descanso del viernes por la tarde en la sala de café de su oficina cuando recibe el aviso de que su mujer, Dori, al cuidado de su hijo de ocho meses, le ha llamado desde el hospital y ha dejado un mensaje que menciona palabras como «cuidados intensivos», «pérdida de conciencia», «sangre»…
En el hospital, algo en la actitud de Dori levanta las sospechas de la doctora Darlene Stokes, pediatra afroamericana y madre soltera que dedica su vida a su hijo y a sortear los peliagudos obstáculos de la medicina moderna. Darlene había oído hablar del poco común síndrome de Munchausen, que padecen madres que dañan intencionadamente a sus hijos, pero hasta entonces nunca se había encontrado ante ningún caso. Se trata de un diagnóstico poco corriente y siempre sujeto a controversia. ¿Podría ser realmente que se tratara del caso de su paciente?
La acción de la extraordinaria novela de Darin Strauss se desarrolla en un mundo al revés, donde los doctores tratan de proteger a los bebés de sus padres, la policía se sirve de la ley para destrozar una familia y aquellos a quienes mejor conoces resultan ser también los que más te sorprenden.
Si hace dos semanas
hubiese escuchado las palabras ‘síndrome de Munchausen’, seguramente habría
pensado que se trataba de la evolución del Alzheimer o de un primo lejano.
Después de leer Más me duele a mí, me
ha quedado muy claro que no se trata de olvidos, sino de una búsqueda de
atención por parte de uno de los padres, normalmente la madre, para cuya
consecución se procede a enfermar al niño –dejando de alimentarlo, inyectando
materia fecal en su torrente sanguíneo, etcétera– o a asistir a urgencias por
causa de síntomas inexistentes –como fiebres, falta de apetito u otras
molestias–. El libro gira en torno a ello, pero aunque de por sí puede resultar
fascinante, lo interesante es la forma de contrastar el carácter de eufemismo
de ‘maltrato infantil’ del que goza el síndrome de Munchausen por poderes con la
figura maternal de Dori Goldin: es que puede parecer incomprensible que la
doctora Stokes, una mujer de moral intachable que ha tenido que abrirse paso y
sortear cientos de dificultades en el campo de la medicina, quiera desbaratar
de una vez y para siempre la estabilidad familiar de Dori, otra mujer fuerte que
no estará dispuesta a perder a su hijo y su marido a manos de los diagnósticos
engañosos, la burocracia y su arbitrariedad. Entre tanto, ¿cuál es el papel de
Josh Goldin? ¿Es un observador, como parece a veces, o está más involucrado
incluso que su mujer, de la que no quiere dudar aunque a veces lo haga? ¿Tiene
alguien la razón, un argumento ganador? ¿Por qué las únicas personas que
parecen esconder algo realmente desagradable son estas dos mujeres que se han
declarado la guerra? Aunque parezca el objeto de toda cavilación y esfuerzo,
Zack Goldin, el bebé mofletudo y gracioso de los Goldin, no parece ser nunca el
objetivo, sino más bien un medio, bien para que su madre consiga la consabida
estabilidad familiar que no se dejará arrancar sin pelear, o bien para que la
doctora Stokes se revista de gloria, por enésima vez en su carrera, con su caso…
pero siempre un medio, aunque parezca ser el único personaje honesto y
transparente en esta historia.
Título: Más
me duele a mí.
Título original: More than it hurts you.
Año: 2008.
Páginas: 539.
Ediciones Destino.
Edad recomendada: 14 años en adelante.
Calificación: 4,5/5
Año: 2008.
Páginas: 539.
Ediciones Destino.
Edad recomendada: 14 años en adelante.
Calificación: 4,5/5
Reseña de Andrómeda Literaria.
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